El reciclaje de las cosas un estilo de vida

¿Quién no tiene el trastero lleno de trastos? Objetos que no usaos desde hace años como bicicletas y patines, o la diana que con tanto gusto compraste porque te encantaba lanzar los dardos. La cafetera vieja por si se estropea la que tenemos, cajas y cajas de ropa que guardamos por si perdemos algunos kilillos y conseguimos meternos en esos pantalones de cuando teníamos diez años menos. Los juguetes de los niños también ocupan un gran espacio en la estancia, pero los niños ya son adolescentes y aun así guardamos los cochecitos y las muñecas, ya no sabemos ni para qué. Y es que todo es susceptible de guardar, pero también de vender. Todo eso que guardamos con tanto recelo podría tener una segunda vida si cayera en otras manos.

Por eso están tan de moda las páginas web de segunda mano, en ellas podemos vender todo eso que nos sobra y sacar de paso unos eurillos que nunca vienen mal. Yo por ejemplo he puesto a la venta unas llantas baratas del coche de mi padre y las he vendido el mismo día que las anuncié, y es que siempre hay alguien que necesita lo que otros tienen. La venta de ropa y zapatos de segunda mano esta a la orden del día, ropa que usamos poco y que queda en perfectas condiciones o la ropa de los bebés que se queda nueva por que crecen muy rápido y no les da tiempo a usarla mucho mas.

La venta de objetos de segunda mano no es algo nuevo, llevamos años viendo en las películas americanas como en los jardines de las casas ponen lo que ellos denominan mercadillos en los que venden todo lo que van almacenando en los garajes. Esas madres caja en mano, que hacen un recorrido visual por la habitación del hijo adolescente y acaba llenando la caja de comics y objetos varios que va cogiendo de las estanterías. En España hacemos lo mismo pero en formato digital, ofrecemos nuestros objetos en la red, y así conseguimos vender todo aquello que ya nos estorba. Hay algunas cosas que son verdaderas gangas, objetos antiguos que adquieres por muy poco dinero, quizás porque el propietario no sabe que tiene una pieza única y acabas comprando una reliquia que dentro de unos meses puedes vender por bastante más de lo que has pagado por ella.

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