Cómo evitar un peinado de peluquería que no te acabe gustando

¿En cuántas ocasiones nos ha sucedido que no hemos conseguido hacernos entender con nuestro peluquero y hemos acabado con un peinado o corte que no entraba dentro de nuestras expectativas? Echarle la culpa al profesional es muy recurrente, pero no siempre la razón viene de que el experto haya tirado de creatividad o reinterpretado nuestros deseos, sino de otros factores como que nuestro pelo no responda adecuadamente a ese corte tan divino visto en la revista, que no haya el volumen necesario y otros factores que sí “alteran el producto”.

Por ello, es muy importante que haya un entendimiento previo entre peluquero y cliente para que el “tijeretazo” no acabe en drama y acabemos exactamente con el resultado que deseábamos (que no siempre tiene que ser el que tenemos en mente). Tal es así, que incluso es propio de una academia de peluquería en Barcelona que los alumnos se formen no sólo en técnicas y tendencias, sino también en asesoría: saber dar con lo adecuado para cada cabello o estilismo. ¿Y qué premisas previas deberías tener en cuenta?

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Imagen: pixabay

Peluqueros siempre de confianza (o que transmitan confianza)

Lo ideal es que la peluquería a la que acudas ya te conozca a las mil maravillas, y nada más verte sepa ya lo que tu pelo necesita si lo que quieres es un cambio de estilo o lo que realmente te gusta si no te sientes innovadora.

Si no es el caso y te ves forzada a tener que acudir a un peluquero que no conozcas, no te lances al primer local que veas: con un vistazo podrás saber si el peluquero es confiable o por el contrario no dudará en improvisar con tu peinado.

Fíjate no sólo en la estética del local (que no lo es todo pero ayuda) sino en los pequeños detalles. Uno determinante son los productos que tenga sobre la encimera: si prevalecen los de “marca blanca”, tu peinado corre el peligro de ser tan random como ellos eligiendo proveedores. Si al contrario los productos que te encuentres son primeras marcas o especializados para diferentes cabellos, formas, moldeados, etc., ya sabes: no te expondrás a un simple marcado y podrás demandarle lo que necesites.

No esperes siempre al resultado

Si vas a tu peluquero y le pides “el corte de siempre” perfecto: relájate, disfruta, toma tu revista o libro favorito y espera el resultado que hasta ahora mejor te ha funcionado. Pero si por el contrario quieres probar algo diferente o te ha llamado la atención un estilismo y así se lo has hecho saber a tu peluquero ¡ojo!: supervisa cómo se está llevando a cabo este trabajo profesional.

Sobre todo presta atención al momento del corte: un buen profesional sabrá realizarlo para que, según el tipo de cabello, una vez se seque no quede más corto que lo inicialmente planteado, al igual que un buen profesional sabrá corregir estilismos si lo que estás viendo no te termina de convencer: la finalidad es que salgas de allí orgullosa ondeando tu pelo nada más salir por la puerta, y para ello asentir si vemos algo que no nos termina de convencer no es una opción.

Piensa en la versatilidad (y transmítela)

También se puede dar la ocasión de que salgamos encantadas con nuestro nuevo peinado del establecimiento y al día siguiente nos encontremos con una batalla capilar por reproducir exactamente lo que queríamos nosotras mismas.

Para ocasiones especiales se entiende que haya más riesgos en cuanto a logística en el peinado, pero si lo que quieres es un look versátil que seas capaz de reproducir en tu día a día sin pasar horas delante del espejo, háblalo previamente.

Tiempo y conversación (es todo lo que necesitas)

Solo un mal peluquero o quienes no estén titulados (que por desgracia, los hay que ejercen sin la necesaria formación) son capaces de hacerte tal estropicio que no convenza absolutamente a nadie.

Sobre todo en los casos en los que pasamos de un nivel extremo a otro (de cabello largo a corto, de una cola de caballo alta a un estilo bob), es muy natural que nada más mirarnos al espejo ni nos reconozcamos, sea para bien o para mal. Por ello date tu tiempo, acostúmbrate y déjate ver y recomendar por familiares y amigos.

Si crees que aun así no te termina de encajar tu nuevo estilo vuelve a la peluquería, seguro que tienen opciones para ti o consejos que equilibren tu percepción.

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