Si somos responsables con nuestras finanzas, seguramente tendremos algo de dinero ahorrado, ese “guardadito” que no tocamos por nada del mundo, y que puede estar tanto en una cuenta de banco como escondido debajo del colchón. Pero, en lugar de mantenerlo oculto y empolvado, ¿por qué no lo “ponemos a trabajar” para nosotras y