El trabajo, ¿engorda?

Cuando entran a trabajar en una oficina, muchas mujeres descubren al cabo de unos meses que su peso ha aumentado. ¡Y cómo no! Si permanecen sentadas durante todo el día, comiendo cuanta botana se les pone enfrente y con el estrés al tope. De hecho, algunos estudios han demostrado que las personas que trabajan en una oficina tienen más probabilidades de sufrir sobrepeso, así como dolores de espalda y otros problemas relacionados con la tensión.

Sin embargo, no todo está perdido: es posible evitar ganar esos kilitos de más con sólo seguir unos sencillos consejos.

Muévete en la oficina. Establece una rutina; cada cierto tiempo (por ejemplo, cada hora), suspende por un minuto lo que estés haciendo y levántate de la silla. Estírate o camina; sal a tomar el aire, ve a servirte un café o a saludar a tu vecina. Otra sugerencia es que, en lugar de usar el correo electrónico o el teléfono, procures visitar personalmente a tu jefe o a algún compañero de trabajo con quien quieras comunicarte. Estos pequeños movimientos harán la diferencia.

Cuida lo que comes. Debido a la ansiedad, el aburrimiento o la tensión, muchas mujeres se la pasan comiendo comida chatarra durante todo el día. Y es que la maquinita de los dulces y los pastelitos puede ser demasiada tentación; sin embargo, hay que combatirla y comer de manera saludable. De igual manera, hay que evitar saltarse comidas, pues resulta igualmente engordativo. Es indispensable destinar aunque sea unos cuantos minutos a comer el lunch.

¡Descansa! Duerme a tus horas y despiértate temprano. Si tienes tiempo, puedes realizar algo de ejercicio antes de ir al trabajo y además de adelgazar, te llenarás de energía.

Siguiendo estas recomendaciones es muy probable que no tengas que sacrificar tu línea por un buen puesto. Sólo necesitas disciplina y fuerza de voluntad, ¡ánimo!

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