Estimulación cognitiva: comenzar de nuevo
Todas las personas se favorecen de actividades que ejercitan su memoria, concentración y fluidez mental. Sin embargo, para aquéllas que sufren enfermedades que suponen un deterioro de sus capacidades cognitivas, estos ejercicios resultan verdaderamente necesarios.
Se denomina estimulacion cognitiva al conjunto de técnicas y estrategias sistemáticas que tienen por objetivo activar y ejercitar las funciones cognitivas de un individuo con el fin de mejorar su rendimiento. Estas funciones son la memoria, el lenguaje, la atención, el razonamiento, la orientación temporal/ espacial y la abstracción (como las operaciones aritméticas), entre otras. En el enlace compartido puede encontrarse una buena recopilación de documentos al respecto.
Además de mejorar estas capacidades, la estimulación cognitiva tiene efectos terapéuticos en el paciente. Permiten reducir su dependencia de medicamentos y de otras personas, y con ello mejoran su estado de ánimo y su autoestima. El paciente suele sentirse menos frustrado al ver que puede valerse por sí mismo. Asimismo, puede reestablecer capacidades perdidas u olvidadas, como por ejemplo, aprender a pintar de nuevo, a leer, cantar o coser, y enfocar su atención en alguna actividad que disfrute.
Este proceso terapéutico se emplea en personas que presentan algún tipo de déficit o deterioro cognitivo significativo, como discapacidad intelectual, trastornos del desarrollo, daño cerebral, demencias o enfermedad del Alzheimer. Estudios científicos demuestran que al recibir esta terapia, la calidad de vida de los pacientes mejora significativamente.
Por ejemplo, un estudio dirigido por la Fundación María Wolf mostró que los pacientes con Alzheimer que reciben estimulación cognitiva y motora durante las primeras fases de su enfermedad, presentan menor deterioro que aquéllas que no la reciben. Estas personas presentan menor irritabilidad, episodios de agitación menos frecuentes y mayor sociabilidad. Por otro lado, suelen mantenerse estables en lugar de declinar.
En resumen, la estimulación cognitiva mejora la afectividad, conducta, autoestima y, en general, la calidad de vida de la persona que padece una enfermedad.